Un emotivo final feliz tuvo la historia de Alba Alcayaga Aguirre, de 68 años de edad, quien estuvo en el hospital de Iquique desde septiembre de 2012 cuando ingresó por un accidente vascular. Finalizado su tratamiento y estando en condiciones para salir de alta, la falta de familiares o redes de apoyo para cuidarla no le permitieron ir a su casa, situación que se prolongó hasta transformarse en una más de los pacientes denominados casos sociales.

De esta manera, el servicio de Medicina se convirtió en su hogar, allí los funcionarios le celebraron sus cumpleaños, y recibió el cariño y cuidados que no podía tener afuera. Hasta que en 2020, producto de la pandemia y debido a la imperiosa necesidad de contar con camas disponibles para tratar a pacientes con Coronavirus, los casos sociales fueron trasladados hasta Psiquiatría Adultos, unidad en donde retomaron la búsqueda de redes para cumplir el anhelo de Alba de salir del hospital.

Así dieron con unos vecinos de la casa en la que vivió la paciente, un matrimonio, que pese a no ser familiares estuvo dispuesto a recibirla y cuidarla. “Me siento muy emocionada porque va a ir a un lugar donde va a estar bien. Se hizo un estudio de caso junto al tribunal, el Senama y el hospital, y llegamos todos a la conclusión que lo que reciba allí va a contribuir a su recuperación”, dijo la trabajadora social del servicio de Psiquiatría del hospital de Iquique, Andrea Rodríguez.

“Yo sé lo que es vivir en soledad, porque viví en el Sename, y nadie merece eso, por eso cuando supimos de ella quisimos conocerla de inmediato y afortunadamente sentimos mucha conexión”, cuenta Estrella Rodríguez (30). “Queremos darle el cariño de una familia y que tenga un hogar tranquilo con nuestros hijos. Ya le tenemos su espacio, su pieza y todo listo para cuando llegue”, agregó ansioso Héctor Orchard (33) momentos antes de llevar a Alba a su casa.

En un muy buen estado de salud, y con requerimiento de cuidados básicos de una persona con movilidad reducida, la paciente se despide del hospital de Iquique. “En la casa la están esperando nuestros hijos muy contentos, a quienes les cambiará la vida porque vivirán con una abuelita. Estamos preparados para todo, incluso aprendimos cómo manejar el tema de su alimentación y cuidados para que esté cómoda”, manifestó Estrella Rodríguez.

Sin duda la más entusiasmada con su cambio de vida es Alba, quien agradeció al hospital por los cuidados recibidos. “Muchas gracias a los funcionarios de psiquiatría, porque me ayudaron a cumplir mi sueño de irme de acá viva y dignamente, como ahora. Me voy muy emocionada”, dijo la ex paciente hospitalaria al subir al auto de su familia, en el que después de muchos años paseó por la costanera de Iquique y por Alto Hospicio, antes de llegar al calor de su nuevo hogar definitivo”.