El hospital de Iquique amaneció de luto. Una integrante de la familia hospitalaria falleció la madrugada del lunes. Jacqueline Díaz Gorigoitía, funcionaria de la Unidad de Gestión en Red, más conocido como SOME, partió de este mundo rodeada del cariño de sus seres queridos y bajo los cuidados del equipo de UCI del mismo recinto.

Muy querida por sus colegas, en 2020 en el marco del Día del Hospital,  recibió el premio a la mejor compañera de su unidad, distinción entregada por sus propios pares en reconocimiento por su destacable compromiso y buena disposición tanto en su trabajo como para apoyar a todos los funcionarios y usuarios que necesitaban de su gestión.

Con su cargo de administrativa, se ganó el cariño de todos quienes la conocieron y compartieron labores con ella en el hospital de Iquique, donde trabajó por más de 7 años. “Es una pérdida invaluable. Siempre fue una excelente funcionaria, muy responsable y puntual. Era la primera en llegar y la última en irse”, comenta la Trabajadora Social, Rosa Encina.

Destaca su entrega también la jefa del ex SOME, enfermera Johanna Ríos, quien en los últimos días estuvo cerca de su familia y a cargo de transmitir su estado de salud a su equipo de trabajo. “Más que una funcionaria, somos muchos los que perdemos a una gran amiga y mano derecha, alguien con quien podías confiar en lo profesional y personal también. Nos va a costar mucho superar su partida”, manifestó Ríos.

“Nos entristece mucho perder a uno de los nuestros. En los últimos días nos contactamos con su familia, junto a quienes no perdíamos la esperanza de una recuperación, pero finalmente y pese a los esfuerzos de los equipos clínicos no se pudo. Sabemos el gran cariño que todos le tenían a Jacqueline, por eso espero que juntos podamos superar esta triste pérdida”, dijo el director del hospital de Iquique, Héctor Alarcón.

Jacqueline, de 54 años de edad en su aspecto personal siempre fue muy ligada a la iglesia, a la vida espiritual y religiosa. Hoy deja a su esposo, Pedro Silva, y a sus tres hijos: Jacqueline y Francisco, quienes eligieron el camino de la vocación religiosa, y a Paula, también funcionaria del hospital de Iquique.